Durante los ‘90 no era común tener computador en la casa. Ni en ninguna parte en realidad. Por este motivo, cuando los compus comenzaron a llegar a los establecimientos educacionales, se abrió un fantástico nuevo mundo de posibilidades: los juegos de PC. Porque, al final del día, nadie se acuerda mucho de cómo usar DOS o de los profes tratando de cachar qué nos podían enseñar que fuera útil… o que tuviera sentido; pero muchos sí recordamos los juegos que algún buen samaritano instalaba cuando nadie lo veía. Y de eso se trata esta sección.
Un día en el colegio, un compañero me preguntó si había jugado al juego de los “cabezas de condón”. Yo no sabía si esto era una pregunta retórica para aludir a alguna otra cosa o si era un juego genuino. Ante mi cara de pregunta (y algo de desasosiego), mi amigo se apuró a indicarme que se trataba de un juego que alguien había instalado en uno de los computadores del colegio. Ante mi negativa, partimos a jugarlo… la siguiente clase de computación.
Nos sentamos juntos y comenzamos a jugar, total, hacíamos puras weás en computación. El juego es lo máximo. Es un shooter (es decir, le disparas a cosas) visto desde arriba (a lo The Legend of Zelda: A Link to the Past) donde hay que explorar una especie de laberinto para encontrar una cantidad determinada de objetos, y luego encontrar la salida para continuar a la siguiente etapa. Obviamente, como la cosa no puede ser tan fácil, hay distintos enemigos que intentarán evitar nuestro avanzar, a los que reventaremos a tiros (a menos que sea el loco vestido de negro, ese weón es brígido).
En sí mismo, el juego es muy sencillo, pero efectivo en lo que refiere a diversión. Además, tiene un modo de dos jugadores en cooperativo, lo que fue una gran novedad para el pequeño yo de esa época.
Antes de cada etapa, hay una pantalla en la que podemos comprar armas, balas y vidas con el dinero que ganemos en la etapa anterior (o con el que te dan al principio, cuando partes el juego). La plata viene de conseguir los dichosos objetos, matar enemigos, tener buena puntería y hacer las etapas rápido. La gracia era juntar plata rápido para comprar la MegaGun (y sus respectivas balas, que son caras), ya que mata a todo de un golpe y hace daño de área. Los objetos para recolectar eran cosas “tecnológicas”, tales como chips, disquetes, o papeles supuestamente importantes, incluso carpetas. También había un oso de peluche. Pero no tengo idea de por qué.
Las etapas se estructuraban en campañas, que contaban con alrededor de cinco etapas, si mal no recuerdo. Una vez terminada, volvías a la pantalla de título, y tenías que comenzar la misma u otra campaña desde cero. Esto era ideal para la hora y veinte minutos de computación, donde, en la medida en que fuimos mejorando, podíamos hacer un par de campañas por sesión.
Ya mucho tiempo después, tuve este juego en la casa (cuando tuvimos PC), y le dediqué su buen tiempo con mi hermano chico. Y, por algún motivo, nos seguimos refiriendo a él como los “cabezas de condón”.
El juego es freeware, tal y como indica la pantalla de título, y puede descargarse o jugarse en línea desde acá. Pese a que es un poco más complicado, recomiendo bajarlo junto con DOSBox (el emulador para jugarlo), porque la versión en línea tiene un input lag medio molesto.