Disco Elysium es un juego que amo profundamente y del que, sin embargo, nunca he escrito una review ni he mencionado en los podcast. En parte, es porque es un juego altamente complejo que requiere invertir muchas horas, además de explorar múltiples caminos y elecciones, para poder analizarlo apropiadamente. Esa es la excusa que uso comúnmente, pero la verdad es otra: es un juego que me habla en muchos niveles personales y que amo tanto que puedo fastidiar a más de una persona cuando comienzo a hablar de él. No es un juego perfecto en lo absoluto y tiene un sentimiento amateur en muchas ideas y sus ejecuciones, pero es quizás el juego más honestamente humano que he jugado en mi vida.
Muchos lo conocen como “el juego en donde los creadores recibieron un premio y le dieron gracias a Karl Marx”. Pudieron ser irónicos o no, pero Disco Elysium no oculta el hecho de ser un juego muy político. Tendremos un montón de voces hablándonos dentro de la cabeza del protagonista, dependiendo de las situaciones y personas que encontremos y, muchas veces, esas mismas voces tendrán visiones políticas muy singulares. Algunas abrazan el comunismo y buscan restaurar su gloria, otras derechamente hablan sobre la “raza aria” e invitan al personaje a buscar la pureza de la sangre. Una de las estupideces más grandes y que más amo del juego es cuando una de las voces decide hacer “la madre de las preguntas sobre el comunismo” y el personaje solo termina preguntando “¿son las mujeres parte de la burguesía?”.
En el contexto del juego, la ciudad de Revachol vivió un auge del comunismo como respuesta a una serie de desastrosos reinados de sultanes, siendo el último el Rey Filippe III. Con el tiempo, la Coalición de las Naciones sería creada como contra-respuesta al control comunista sobre Revachol, desencadenando un conflicto que duraría décadas —perdurando incluso después de que Revachol fuera forzada a firmar el Acta de Rendición de Revachol—, convirtiendo la ciudad en una Zona de Control. Cada uno de estos conflictos dejó secuelas en la ciudad, sea en la pobreza de su gente, la desigualdad social, la xenofobia contra personas de otras naciones o incluso en sus paredes silenciosas, donde solo quedan cicatrices de las heridas más profundas de una guerra.
Dentro del juego, a esto se le conoce como “La tragedia del Comunismo”.
El primer día de octubre de 2022, uno de los artistas del juego, Martin Luiga, escribió un artículo respecto a cómo Robert Kurvitz, Aleksander Rostov y Helen Hindpere, entre otras personas claves que ayudaron a crear este juego, fueron removidos involuntariamente de la compañía que ayudaron a crear (ZA/UM) por sus inversionistas. Esto ni siquiera ocurrió cerca de la fecha de publicación del artículo, sino a finales del 2021. Y el silencio de la compañía, próxima a estrenar una serie después de vender los derechos a Amazon, solo ha hecho peor el descubrimiento. Sin mencionar que una secuela del juego está en desarrollo.
Mientras escribo esto, estoy en esa etapa que llamo “lo que amaba fue destrozado en miles de partes irreconocibles pero se siguen haciendo productos relacionados”, algo que realmente no le deseo a nadie porque deja un sentimiento muy amargo de vacío interno que realmente nunca se irá (quizás un psicólogo podrá determinar mejor mi etapa de duelo [edit: Queso dijo que era la segunda etapa de cinco. Gracias, Queso]). Lo que más me da pena no es que me quedé sin mi producto favorito o sus secuelas, sino que el mundo de Disco Elysium haya quedado inaccesible para estas personas. Dedicaron incontables horas para plasmar algo que sentían o querían contar. Porque Disco Elysium posee más de 20 años de construcción en su mundo, su historia y sus personajes. Es un producto que nació de la imaginación colectiva de personas que pensaron cómo plasmar su creatividad en base a sus vivencias y lo que les tocó vivir con la caída de la antigua URSS.
La historia de Disco Elysium nace de la “La tragedia del Comunismo” en nuestro mundo. Y creo que cuando el Capital decide remover a los creadores originales del juego para sacarle jugo a la propiedad de diferentes formas, ignorando el mensaje del juego, creo que tiene también un poco de esa “tragedia del comunismo”, considerando la balanza política de sus creadores.
Política y videojuegos
El juego tiene lentes políticos, y si miramos con atención veremos que muchas cosas son presentadas bajo la perspectiva de las ideologías de izquierda. Y, mucho más notorio que todo esto, es que el juego crítica y se burla permanentemente del comunismo. Uno de los primeros pensamientos cuando adoptas la ideología comunista es:
—“¡Observad! El último comunista. Observen como construye el comunismo en el año actual con una broma anticapitalista a la vez. Observen cómo ignora los millones de cadáveres que servirán como fundación de esta gloriosa utopía”.
—“Espera, ¿qué era esa parte de los millones de cad–?”.
—“Shhhh. No pienses en ello”.
Al mismo tiempo se presenta el comunismo con una nostalgia que no se da con otras ideologías. Nos hablan de lo que pudo haber sido Revachol. Es pesimista en relación al comunismo cuando se convierte en una realidad, pero no presenta la ideología como algo negativo, sino solo las consecuencias de su implementación. Quizás suene contradictorio, pero Disco Elysium hace crítica a todas las ideologías políticas bajo una perspectiva de izquierda, y nadie critica más a los comunistas y se burla más de ellos que otros comunistas. Tampoco otras ideologías se quedan atrás, con el ultraliberalismo bordeando en hacer todo apurado y mal; el centrismo como una ideología que carece de empatía y que prefiere quedarse en una zona de confort por sobre mejorar las vidas de las personas; el fascismo siendo patético al culpar a las “müjeres” y personas extranjeras por todo lo malo en el mundo y ese deseo de retroceder en el tiempo a una era imaginaria en donde las cosas eran mejores. Con todo esto detrás, puedo entender por qué el juego es demasiado para algunas personas.
Cómo afectamos al mundo, y cómo el mundo nos afecta
Aun considerando todo esto, mis palabras y mis sentimientos ante el juego no varían. Porque más allá de la fuerte carga política que tiene, es un juego tremendamente humano. La construcción del mundo, las historias que suceden en él, y la forma en que están contadas es el resultado de más de 20 años de trabajo de los creadores. Hay una infinidad de historias pequeñas sobre la gente que vivió en Revachol y de cómo fueron afectados por su historia, ya fueran reyes o simples peones. Un ejemplo que amo es el de una señora que tiene una tienda de libros y su hija que ayuda a llevar el local. La pequeña no puede ir a la escuela debido a la pobreza y porque necesitan el dinero de la tienda, por lo que es educada en casa. Eso no quita que la niña sea afectada, ya que menciona como los “trabajadores tienen que ser obedientes para surgir en la vida” y cómo ayudar “genera carácter”, aun cuando para el personaje es fácil darse cuenta de que es un discurso que se ha aprendido de memoria. Otro ejemplo que me encanta es una pequeña computadora que hay en una zona abandonada, y que fue usada para jugar un juego de mesa por distintas personas en distintas partes del mundo hasta que ya no quedó nadie, quedando solo una operadora para dar información a quien llamara a la compañía.
También puedes encontrar un par de amigos que tienen posiciones ideológicas distintas y, sin embargo, siguen jugando juntos. Puedes encontrar una mujer que cría a sus hijos de manera solitaria porque el mar se llevó a su marido, o a una abuela que está en una parte del pueblo condenada a desaparecer porque ya los jóvenes no se interesan en quedarse y solo algunos pocos borrachos perduran. A veces casi no parece que son personajes de videojuegos, sino personas reales a las que le hicieron entrevistas que fueron trascritas en formato de videojuego.
Son un montón de historias las que existen en Disco Elysium, muchas de ellas no cambiarán con nuestra llegada, mucha gente simplemente seguirá existiendo con sus dolencias del pasado, las murallas seguirán contando las historias de ejecuciones y pasados añorados, habrá personas que lucharán por un futuro mejor, existirán los mismos racistas de siempre. Al final del día, muchas de esas cosas no cambiarán. No todo tiene que cambiar solo porque somos los protagonistas de un videojuego.
A veces la ficción y la realidad se parecen más de lo que se cree
Hay un pequeño sentimiento de derrota cuando jugamos algo y pareciera que nuestra presencia solo es pasajera, sin posibilidades de ayudar a las personas que están ahí. Y creo que eso habla mucho de lo humanos que podemos ser frente a personajes ficticios que no poseen existencia ni sentimientos reales. Pero también, habla mucho de cómo los desarrolladores pudieron plasmar algo tan humano en un videojuego.
Cuando termino un juego como Disco Elysium, a veces pienso que solo fui un pasajero dentro del juego y que nada cambió al final. Pero me queda ese sentimiento de que quizás sí hubo un impacto por mi presencia y por la experiencia que tuve. Quizás uno de los personajes que era grosero lentamente dejó de serlo cuando le di consejos, o quizás la mujer que tiene a la niña ayudando en la librería pudo llevarla al colegio. Creo que hay una pureza excepcional cuando un videojuego te hace sentir algo así cuando lo terminas, el sentimiento de si realmente tuviste un impacto en este mundo.
Creo que todos tenemos un juego que nos impacta de esta manera. Y creo que, por sobre todo, son juegos que tienen una pizca de corazón, que escapan a las garras del Capital, y que nos permiten disfrutar más honestamente este pasatiempo.
Algo que me dejó el juego es sobre “La tragedia del Comunismo”. Es algo que me resuena, que veo cada día al ver a las personas cansadas en el transporte público o cuando yo mismo me encuentro en dificultades. Quizás sí había una alternativa real al Capital. Quizás sí había posibilidades que nos pudieran hacer más humanos y empáticos con otras personas.
Creo que al final del día, eso escapará de mi existencia, ya que la política y economía están fuera de mi experticia. Creo que, al igual que los desarrolladores de Disco Elysium, solo puedo plasmar lo que siento con esa pasión que los llevó a crear el mundo de Revachol. Solo puedo esperar que Disco Elysium pueda volver a las manos de sus creadores originales, y que puedan volver a crear historias sobre el mundo que les pertenece. Pero supongo que, en las manos del Capital, es más seguro aceptar que la era Disco llegó a su fin.