Nombre: Sonic Frontiers
Desarrollador: Sonic Team
Publicador: Sega
Fecha de Lanzamiento: 8 de noviembre del 2022
Plataformas: PC, PlayStation 5, Xbox Series S|X, Nintendo Switch
El fandom de Sonic the Hedgehog, debido a su antigüedad y presencia durante sus treinta y un años de existencia, se conforma demográficamente por grupos intergeneracionales. Estos núcleos humanos comparten opiniones respecto al mal manejo de las constantes iteraciones de videojuegos desarrollados por Sega, planteando ideas y expectativas contradictorias entre sí, y generando un sentimiento de insatisfacción constante durante cada lanzamiento. Las esperanzas por un gameplay rápido y preciso al mismo nivel de la trilogía de Sega Genesis, historias profundas y soundtracks enérgicos al estilo de Sonic Adventure, o la publicación de fangames tipo Sonic Utopia; son constantemente aplastadas por un videojuego mediocre, incompleto, y con mucho drama interno, como es de esperar de esta amada compañía.
Sonic Mania fue recibido con críticas mayoritariamente positivas. Sin embargo, algunos fans del erizo no quedaron contentos con la entrega, catalogando al videojuego como un intento más en la actual tendencia de utilizar elementos y estéticas retro para apelar a la nostalgia y lograr así un éxito en su comercialización. Si bien este grupo demográfico no es altamente representativo como para suponer un riesgo de ventas, funciona como un ejemplo entre muchos de que Sega no puede satisfacer en su totalidad a los grupos previamente mencionados.
Entonces, ¿puede Sonic Frontiers dejar contentos a los fans de una vez por todas y, al mismo tiempo, cautivar al público general?
La ciencia de aprender tarde
Thomas Kuhn (1922-1996) fue un historiador y filósofo estadounidense, quien acuñó los términos paradigma y cambio de paradigma en el año 1962, tras la publicación de su libro Las Estructuras de las Revoluciones Científicas. Además de análisis, críticas al desarrollo científico de la época y una gran cantidad de información no relevante para este review, Kuhn plantea acertadamente que, los cambios en la forma de emplear el conocimiento tardan entre treinta a cincuenta años en manifestarse masivamente.
¿Qué tiene que ver esto con un videojuego de Sonic? Al parecer nada, tan sólo que Sega demoró casi treinta años en entender y replicar los cambios que Super Mario 64 introdujo en la industria de las consolas de sobremesa. Sonic Adventure, si bien no es el primer videojuego de Sonic en 3D, es un proyecto que comenzó su desarrollo a fines de la generación anterior de su salida al mercado, apreciable a través de una demo tecnológica presente en Sonic Jam (un juego que analizaré en el futuro). Adventure y su secuela, si bien contienen influencias de la sustancia primordial de los videojuegos de consolas en tercera dimensión, enfoca sus recursos en otras áreas relacionadas a lo narrativo, estético y auditivo, siendo el gameplay un elemento sencillo y bastante parecido a las entregas en 2D: Correr desde un punto a un punto b, unido a secuencias automáticas que sirven como transición entre los segmentos de cada nivel. El resto de los intentos de Sega por diferenciar a su mascota de Mario 64, son una historia conocida y avalada por la interminable cantidad de críticas que cada una de las iteraciones en tercera dimensión de Sonic ha recibido a lo largo de los años.
Volvamos a los paradigmas y la línea de tiempo que nos lleva al lanzamiento de Sonic Frontiers: Nintendo genera un nuevo método en el desarrollo y jugabilidad en tercera dimensión, el cual, en base a sus éxitos tangibles como Ocarina of Time o Banjo Kazooie (desarrollado por Rare), produce una aceptación en estudios y corporaciones de entretenimiento electrónico. Estos nuevos videojuegos de aventuras o acción en tercera persona con grandes mundos y ciertas libertades en la forma de vencerlos, acompañados del constante avance tecnológico, dan paso a la creación de nuevas formas para diseñar videojuegos 3d, construyendo así un género de videojuegos conocido como Open World, siendo Ubisoft el representante más reconocido de este género a través de su saga Assassin’s Creed. El péndulo que Nintendo alguna vez empujó regresa de vuelta a su punto de origen, materializado en el aclamado The Legend of Zelda: Breath of the Wild.
Y atrás viene Sega corriendo a medio vestir mientras intenta comer una tostada. Aunque esta vez, a pesar de llegar con retraso, sí hizo la tarea y quizás le pueda poner un siete si los videojuegos fueran estudiantes. Sonic Frontiers es un ejemplo de no arreglar lo que funciona, tomando los mejores elementos que la innovación del género open world ha ofrecido a lo largo de los años.
¿When will you learn that your actions have consequences?
Sonic Frontiers se juega a través de cinco biomas, cada uno con elementos generales y propios como clima, objetivos, combates, sidequests y secretos, resultando en una jugabilidad holgada, en donde cada jugador tiene la capacidad de decidir cómo obtendrá las llaves necesarias para liberar las esmeraldas del caos y vencer al jefe de cada nivel. Las mencionadas llaves se encuentran escondidas en el ciberespacio, lugar accesible a través de monolitos de piedra repartidos a lo largo y ancho del mapa. Estas edificaciones de piedra poseen la capacidad de abrir un portal ciberespacio, no sin antes requerir una cantidad determinada de engranajes, los cuales se obtienen explorando el mapa, luchando contra enemigos y cumpliendo las sidequests.
Pero, ¿qué es el ciberespacio? Es una forma bonita de llamar a una cantidad de etapas inspiradas en iteraciones pasadas, en donde la jugabilidad y el diseño de nivel recuerda mucho a Sonic Generations o los niveles de día en Sonic Unleashed. Con un inicio y un final definido, pero con muchas rutas a elección entre ambos puntos, Sonic debe vencer estas etapas y cumplir objetivos específicos, obteniendo una llave por cada desafío superado. Los objetivos son los mismos para cada nivel, variando solo la dificultad de éstos al aumentar los requisitos en valores numéricos. La inclusión de estos niveles, como elemento complementario a la exploración en los biomas, fue uno de los puntos a criticar tras el lanzamiento de Sonic Frontiers, al no ser la primera vez (y podría apostar a que tampoco será la última) que se emplean refritos de las zonas más populares a lo largo de la historia de Sonic. Esta acción es vista por muchos como un método de desarrollo seguro frente a una fecha límite, además de no dar cabida suficiente a la creación de nuevas zonas en donde Sonic pueda correr, saltar y acumular metal con valor monetario en cualquier estado soberano reconocido por el derecho internacional. Porque, siendo franca, Sonic sería un hipócrita si redujera sus joyas en regímenes totalitarios.
La tensión entre estos dos elementos de jugabilidad, mundo abierto y niveles concretos, es aliviada por la libertad de decidir cómo avanzar el juego, dotándolo con la capacidad de construir el relato a gusto. No es obligación completar todas las sidequests, pero quienes disfrutan de la historia agradecerán estas instancias que no sólo complementan la información del mundo en donde ocurre, sino que también entregan mensajes positivos sobre problemas personales y colectivos relacionados a la autosuperación, confianza, perdón y amistad. El guion, escrito por Ian Flynn, reconocido autor y actual cabecilla en el desarrollo del cómic oficial de Sonic, es un correcto balance entre complejidad y especulación, entregando a través de forma fragmentada recursos narrativos que pueden ser comprendidos tanto por niños como adultos.
La comunión entre constructivismo soviético, fotorealismo y guitarras distorsionadas
Una de las características que Sega ha conservado a lo largo de su historia es su conocimiento de estudios académicos relacionados con teorías de composición artística, y la aplicación de los mismos en los videojuegos desarrollados por sus estudios internos. Desde 1985, y hasta el 2001, esta empresa fue el líder en tecnología e innovación en el mundo del entretenimiento electrónico y electromecánico, entregando a sus consumidores títulos como After Burner, Outrun, Space Harrier, Sonic the Hedgehog, Ristar, Outrun o Virtua Racing. Videojuegos que no sólo sobresalieron gracias a sus avances tecnológicos y calidad en su jugabilidad; son juegos atractivos a la mirada, compuestos con paletas de colores acorde a su género, donde en gran parte de los casos son también una respuesta creativa frente a las limitaciones de almacenamiento en memoria de la época. Incluso en la actualidad, gran parte de las franquicias agrupadas bajo Sega Sammy Holding poseen un estilo visual único e inmediatamente reconocible. Desde Shin Megami Tensei hasta Sonic the Hedgehog, negar que la multinacional está a la vanguardia es prácticamente imposible independiente de la subjetividad personal respecto al estilo.
Sonic Frontiers nos ofrece un mundo foto-realista, en donde clima, flora y fauna conviven con ruinas arquitectónicas y tecnológicas. La tensión visual entre gráficas cinematográficas y estructuras inspiradas por vanguardias artísticas europeas del Siglo XX —como el expresionismo alemán o el constructivismo soviético, escuelas caracterizadas por una interpretación subjetiva y distorsionada del mundo, influenciada por las consecuencias negativas de la revolución industrial en el mundo— alcanza un equilibrio al mezclarse en colores vivos y relucientes, con clara inspiración de la saga Adventure. En este paisaje agradable a la vista, Sonic combate a sus enemigos para obtener experiencia y mejorar su ataque, defensa, velocidad, o adquirir nuevas habilidades, al ritmo de melodías rockeras que recuerdan a Jun Senoue y su banda Crush 40. Las edificaciones tecnológicas no sólo son un decorado, pues también componen diferentes secciones de pequeños niveles a lo largo de cada bioma, con la finalidad de entregar anillos, ítems o puzles secretos que, tras ser resueltos, revelarán una nueva parte del mapa. Y si eres de quienes gustan de explorar todos los rincones del juego y evitar encuentros innecesarios, un soundtrack armónico y contemplativo te acompañará durante las aproximadamente treinta horas que toma completar el 100% de Sonic Frontiers.
Conclusión
Sonic Frontiers es un videojuego que si bien no dejará contentos a los fans en su totalidad, es probablemente el juego más completo que Sonic Team ha producido en años. Es un título ambicioso que contiene características referentes a cada generación pasada del erizo azul, y toma inspiración de los aspectos positivos que ofrecen sagas como Assassin’s Creed o Batman: Arkham. Con una curva de aprendizaje algo difícil pero satisfactoria tras su comprensión, y salvo pequeñas bajas en los cuadros por segundo, es definitivamente el mejor Sonic 3D desde el que tú creas que es el mejor.
Recomendado para:
- Fans de Sonic sin expectativas.
- Fans de Sonic con ciertas expectativas que se encuentren indecisos.
- Videojugadores que no juegan Sonic en 3D o Sonic en general y quieran aproximarse a la saga. Los elementos open world pueden ser un factor determinante en esta decisión.
- Fans de videojuegos open world.
- Quienes gustan de comprar juegos en oferta para jugarlos en un futuro.
No recomendado para:
- Gente que no le gusta Sonic o juegos open world.
- Personas que sufren de vértigo.
- Fans hardcore de sagas anteriores.