Por temas que son absolutamente ajenos a la WGJ y a sus participantes, el cierre que tengo que hacer este año me deja un sabor amargo en la boca. Insisto, no tiene que ver con la WGJ, sino con condiciones específicas de mi vida privada que no voy a ventilar acá. Me hubiese gustado terminar las reseñas (pasaré ya a hacer una pequeña mención a los juegos que me faltaron) y cerrar sin esta penosa indulgencia dirigida a mí mismo. Pero había que contextualizar.
Volviendo a una nota más alegre, y al igual que el año pasado, lo pasé bien jugando y reseñando jueguitos prototípicos. Me llama mucho la atención cómo el cariz de los juegos cambia tanto dependiendo del tema (recordando que el año pasado el tema fue “bucle temporal” y este “no es lo que parece). Del mismo modo, no tengo más que loas para quienes pueden sacar algo funcional en tan corto tiempo. Si bien lo más posible es que el juego quede ahí… quién sabe, tal vez pueda ser el fundamento de algo súper bacán en el futuro.
Como ya indiqué, me faltaron un par de juegos, a saber, Counting Nightmares y Cuball Escape. En el caso del primero, no tuve más de 30 segundos para dar una vuelta en el juego, así que creo que sería irresponsable hacer una reseña al respecto. Sí puedo decir que el pixel art estaba bonito. En el caso de Cuball Escape, el juego requería ser compilado en Unity para poder generar el ejecutable. Lamentablemente, mi notebook es básicamente una papa con un par de electrodos, por lo que tuve que conseguirme otro… y ni así, pues no logré compilar la cuestión para poder jugarla. Sólo me queda pedir las disculpas a las hipotéticas personas que tenían la ilusión de que este pequeño sitio web reseñara su trabajo. Espero que para la siguiente iteración del evento podamos sacar cuentas más alegres al respecto.
Así que eso. Espero que lo hayan pasado bien leyendo estas tonteras que escribo, y que la retroalimentación encuentre valor en algún lado. A menos que algo ocurra, seguiremos con esto el próximo año, así que nos estaremos viendo.
Queso out.