Posted in Flanes y weás

“A shitbox is a cheap car, preferably sub £1500, with big miles, that you run into the ground and it serves you well.”

—Un usuario de plebbit que borró su cuenta.

Si hablamos de medidas de seguridad en vehículos particulares, la verdad es que ya nada importa: da lo mismo cuantos airbags tenga un auto o como se deforma el chasis en un choque, porque la tendencia de manejar una tanqueta aplasta todas las otras protecciones. El que tiene el auto más alto, grande y pesado, arrollará por encima a los conductores del lado contrario del accidente. Mi postulado no es odio sesgado, se basa en estudios sobre el consumidor promedio de estos vehículos, y estos revelan que mayoritariamente son personas con poca o nula capacidad práctica, con tendencias a ignorar las leyes de tránsito y un profundo miedo a involucrarse en un accidente. O sea, las personas que usan un glotón gasolinero son las mismas que no deberían manejar y también las que actualmente presentan el mayor potencial de riesgo.

Por tanto, si no tienes una SUV (Sports Utility Vehicle), estás muerto. Tu elección vehicular no es muy diferente a seleccionar si quieres un ataúd normal o el de KISS. Si todos los conductores estamos sentenciados, ¿por qué no mirar a la muerte dentro de un auto mejor fabricado y más confiable que uno ensamblado por trabajadores mal pagados, o esclavos de estados totalitarios que no ven un peso? Un shitbox es sinónimo de conciencia social y economía circular. Manejar un auto de hace 30 años o más tiene muchos beneficios que en la balanza pesan más que las desventajas. Suena increíble, pero es cierto, y el vehículo que poseo hace más de cuatro años es una prueba de aquello.

Sin más rodeos, un review que nadie pidió sobre un automóvil particular tan viejo que, si fuera un hombre, estaría en edad de ser crucificado por pecados ajenos.

Muy bonito, pero no tiene un motor de combustión interna o radio cassette. Punto para el Toyota Corolla.

No Airbags, we die like real men

El segundo semestre del 2021 se acababa la pandemia, y con su fin, los precios de los automóviles usados retornaban a valores razonables. Escarbando las páginas web de compra-venta automotriz encontré un Suzuki Swift fabricado en 1992. Agendé una cita con el vendedor, mi esposo habló en el trabajo para tener esa mañana libre, y le pedí a un amigo mecánico que me acompañara para verificar si valía la pena. Llegó la fecha y los tres viajamos al lugar acordado. Ahí estaba el Suzuki, igual a las fotos de la publicación. Lo probé y andaba súper bien, no estaba hecho mierda en sus componentes mecánicos ni interior. Era bueno, bonito, barato, y también un portal a esos nostálgicos años en donde la bencina tenía plomo. Lo probamos, nos gustó, mi amigo dio el visto bueno y cerramos el trato, que incluía cinco paquetes de papas duquesas Fruna y dos barras de Mantecol fabricado en la Argentina, porque allá es más rico y está prohibido venderlo en otro país. Los combustibles en Chile ya no poseen plomo —ahora el deterioro cognitivo emana desde redes sociales—, KISS se retiró, los agentes de Mantecol me quieren callar, y con mi pareja llevamos cuatro años viajando en el Swift, que desde su primer viaje ya se robaba las miradas de los transeúntes.

El Swift descansando en el campo luego de un largo viaje interregional. Puedes escapar de la contaminación acústica de la ciudad, pero no de las máquinas de ejercicio en espacios públicos que nadie usa.

Frankenstein’s car

En estos cuatro años los problemas que ha presentado el Suzuki usado nos han costado relativamente baratos. Lo que no se encuentra en tiendas de repuestos se compra por internet, y al ser mecánicamente sencillo, los mecánicos cobran poco por el trabajo. Los precios del seguro obligatorio y el permiso de circulación son una ganga, lo mismo ocurre con la revisión técnica, que aprueba sin problemas ni coimas porque las emisiones de CO2 son más bajas que las de una SUV promedio (lo siento Patricio Tombolini, te fallé). No tiene aire acondicionado, la radio sintoniza dos estaciones y gracias a la falta de dirección hidráulica, el manubrio en inercia es más duro que ser usuario de Xbox. En un vehículo funcional, las ventajas superan con creces a las desventajas, y no es un caso particular, es la situación cotidiana de los dueños de autos antiguos. Esa Chevrolet LUV con más óxido que pintura y capacidad de carga infinita que siempre ves en la feria no se mantiene con magia, sino con un mecánico que conoce todas las mañas y piezas de repuesto nuevas.

Otro punto importante, a mi parecer, es cómo el automóvil te obliga a estudiar un poco de mecánica. Nunca está de más aprender cosas nuevas y aumentar tu estatus de autosuficiencia, cambiar un neumático o un filtro de aire por cuenta propia se siente genial y ahorra la mano de obra. Tras la puerta del conocimiento automotriz se esconde un secreto clave que ningún bot glorificado posee en su base de datos: los autos fabricados en los últimos 20 años del siglo pasado comparten plataformas base de diseño. Esto significa que dos vehículos diferentes por fuera pueden compartir un montón de piezas internas. Un Chervolet Corsa tiene repuestos de Opel, algunas piezas de mi Swift son las mismas que usa el Nissan V16, el Spark es un Daewoo Matiz con otra chapa, etc. La mayor ganancia aquí es dormir en paz en la noche con la seguridad de que cualquier desarmaduría está llena de donantes de órganos para tu cacharro.

En fin ¿es buena idea tener un auto personal antiguo? No lo sé, a mí me gusta, pero no quiero que vengan a llorar al sitio culpándome de sus decisiones. No es llegar y comprar, se requiere paciencia para encontrar el carro indicado y dar con un mecánico confiable. Hay aspectos negativos y positivos, enlistados a continuación, que pueden servir como guía para tomar la decisión correcta.

El motor del Suzuki Swift en 2025: El distribuidor es de un Suzuki Baleno, el radiador es Honda, la válvula PCV la saqué de un Mitsubishi Lancer y los fierros internos son de un Suzuki Vitara.

Ventajas

  • Seguridad anti-robos. La llave abre las puertas y enciende el motor, así que es invulnerable ante los modernos aparatos tecnológicos usados para sustraer autos con llave electrónica. La caja manual añade un toque extra de dificultad en un país donde la tendencia se inclina por manejar automático.
  • Precio. Un auto usado es más barato, y mientras más años tiene, más baja su precio. Los repuestos no valen un órgano y la bencina de 93 octanos es la con menor precio.
  • Diversión. Los autos japoneses son los más entretenidos de manejar, pero, en general e independiente del país de procedencia, son todos vehículos sencillos con poca velocidad máxima pero buena aceleración. Velocidad y gravedad se sienten más fuertes, derivando en tiempos de respuesta más cortos. Sí, el humano puede manejar a más de 30 FPS.
  • Respeto. Te admirarán por tu dedicación, determinación y valentía. Manejar un shitbox es una declaración de principios. Bienvenido a la familia.
  • Compatible con el medio ambiente y la economía local. Un auto usado operativo y al día contamina menos, es una forma de reciclaje y le da trabajo a quienes viven del rubro.
  • Tamaño. Al ser más chicos te estacionas mejor y puedes maniobrar cómodamente.
  • Altamente customizable. Es usado, no existe la garantía, nadie ni nada te impide tratar tu vehículo como un computador de escritorio y cambiarle piezas para mejorar su rendimiento.
  • Serás más otaku. Los japoneses tienen una cultura automovilística genial.

Desventajas:

  • Algunas personas pensarán que algo falla en tu cerebro, otras te discriminarán por rasca.
  • No estarás a la moda.
  • Inseguridad. Los estándares de seguridad del siglo pasado eran más laxos. Pero insisto, el Cybertruck te aplastará de todas formas.
  • Los pasteros todavía se roban los tapa ruedas y los catalíticos.
  • En carreteras lejanas, principalmente de noche, el conductor que va adelante puede pensar que se viene la encerrona. También puede pasar que un grupo de delincuentes en plan de robo te confunda y piense que eres parte de la operación.
  • Tu auto no aparece en casi ningún videojuego Racing. Nunca sabrás qué se siente ver tu producto en otro producto.
  • Más de alguien no se querrá subir a tu auto porque le parece inseguro.
  • Te puedes ver envuelto en batallas de autopista o touge (carreras de montaña) contra repartidores de tofu o el fantasma de Paul Walker.
  • Serás más otaku.

Y bueno. ¿Qué más puedo decir? Tú tienes el poder de decisión. De ti depende rescatar un pobre auto abandonado y liberar el Mantecol argentino.

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