Posted in Paternidad Gamer, Slice of Life

Lo primero fue avisar por teléfono de la idea, y posterior intento de ejecutarla, a la madre de los hijos que recibirían la dichosa arma de madera. Lo segundo fue preguntarles a los niños la obviedad obvia, si querían o no una réplica de la espada de Link (cosa que yo daba por sentada) y lo tercero fue ir a una de estas tiendas que expenden materiales de construcción a comprar las pinturas azul y plateada, que darían los detalles finales a la idea terminada.

—¿Será una buena idea? —me comenta la madre de los niños durante nuestra conversación telefónica. A lo que contesto que probablemente no pues, recordando mi propia experiencia con una espada, terminé con una costilla fisurada después de jugar a las peleas con uno de esos primos que rondan entre la niñez y la adolescencia. Y, aunque éramos más viejos (y esa historia involucra alcohol), la lección no dejaba de ser la misma. Sólo el tiempo dirá.

Poco después (porque estaba motivadísimo) comenzó el crafteo en la vida real de la espada. Lo primero fue el boceto a tamaño semi-adulto de las partes que la componen. Seguido del calco en la madera, de la sierra de huincha para darle la forma y los detalles correspondientes a la empuñadura y a los filos y a la guarda. Luego, el taladro para el ojo de la guarda y la lijadora de banda que se encargó de remover los cantos y puntas peligrosas. La pintura fue lo penúltimo, seguido por la cola fría que sirvió para unir a la guarda y el filo en un sangriento abrazo, promesa eterna de las espadas a los dolores por venir. Alcancé a hacer dos, además de la maqueta original de palo, que eventualmente le presté al hijo chico de una amiga y que tristemente me perdió. Las otras dos, llegaron a su destino.

—¿Adivina quién tiene el dedo luxado? —me dice por teléfono una voz femenina un par de semanas después. A lo cual respondo con una de las opciones posibles, pero sin atinarle.

—Tu hija —me dice ella.

—¿¡Cómo pasó?! —pregunté.

—Ella iba pasando, cuando tu hijo y su primo, que se agarraban a espadazos, le pegaron uno. Así que después de manejar al médico, sumado a la anestesia en el dedo, el crack pa’ ponérselo de vuelta y el ka-ching al médico; la niña está con férula… pero bien.

La siguiente llamada trajo el karma en forma de contusión moderada como pago (entre y) hacia los autores de la luxación, because karma is a bitch.

El cuerpo del delito.

“Don’t take your guns to town, son
Leave your guns at home, Bill
Don’t take your guns to town”

Johnny Cash

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One thought on “Paternidad Gamer – It’s dangerous to go alone… take this (II)

  1. Mi viejo muchas veces hizo juguetes de esa clase, acorde a los tiempos que vivíamos obviamente.

    Y tengo lindos recuerdos de ello, las heridas chicas pasan, pero los recuerdos te quedan toda la vida.

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