Nombre: Final Fantasy IV Pixel Remaster
Desarrollador: Square Enix
Publicador: Square Enix
Fecha de Salida: 8 de septiembre de 2021
Plataformas: PC, PlayStation 4, Nintendo Switch, Xbox Series X|Y, Móvil
Corría el año 1991 cuando la empresa japonesa Square lanzó la cuarta entrega de su saga Final Fantasy, para la Super Famicom (Super Nintendo, por estos lados). Fuera de sus fronteras natales, el juego sería conocido como Final Fantasy II, debido a que sólo el primer título fue publicado para la NES en su momento. Fue el primer juego de la saga en tener un foco mucho más explícito en la narrativa, y en hacer cambios significativos al gameplay. Aparentemente, fue un éxito, porque desde su salida no dejaron de salir ports, remasters y remakes de todos los sabores y colores. Así, el juego está disponible de una forma u otra para PlayStation (el primerísimo), Game Boy Advance, DS, PSP, celulares, e incluso hay una versión para la WonderSwan Color. Ahora bien, en esta reseña nos enfocaremos en la última iteración, el Pixel Remaster.
Una historia sencilla pero bonita
El juego parte con Cecil, el líder de las Red Wings, principal fuerza militar del reino de Baron, recordando el pequeño genocidio que cometió en nombre de su rey, que lo mandó a robar un cristal a la otra esquina del mundo. Cecil es un caballero oscuro, pero en el fondo es un buen tipo de corazón blandito. Y se siente bien mal por sus acciones. Sin entrar en mucho detalle, Cecil termina desertando de Baron y sus actos de maldad roba cristales mágicos contra el mundo, y emprendiendo una aventura para salvar a ese mismo mundo. En el camino se encontrará y será asistido por variopintos y curiosos personajes —la mayoría bastante temporales también—, como un monje, un niño raro y su gemela, o un ninja medio longi. También hay otros personajes más estables en la party que son más bacanes, como Rydia, que es la mejor porque puede hacer magia negra y summons.
Si bien la historia de juntar los cristales y salvar al mundo ya estaba un poco repetida cuando salió el juego, el énfasis que dio al desarrollo de sus personajes fue totalmente novedoso para la saga (mas no para el género, recordando que sagas más enfocadas en la narrativa, como Phantasy Star ya existían). Es primera vez que los personajes de un Final Fantasy tenían sus propias voces, roles y reacciones a los eventos de la historia. Cecil se siente profundamente culpable por sus pecados, lo que incluso lo lleva a dejar de ser un caballero oscuro y cambiar permanentemente de “job”. Rosa es la pseudo polola de Cecil, pero no pueden estar juntos porque aparentemente los caballeros oscuros no pueden tener pareja (lo que implica un premio doble cuando Cecil renuncia a eso). Kain es un supuesto mejor amigo de Cecil, pero que en el fondo quiere levantarle a la mina… mandándose varias cagadas por eso. Rydia es una niña a la que le quemamos el pueblo y a la familia, y a la que juramos proteger (pero que después es uno de los mejores monos para hacer daño en combate). Y Edge es un ninja que se cree más bacán de lo que es.
Al final, el énfasis está en los personajes y en la historia de redención de Cecil, más que en los cristalitos cachilupi y salvar al mundo.
Espera a que se llene la barrita para pegar
El juego tiene una estructura bastante lineal, muy propia de tanto juegos de la época, donde avanzamos en la historia hasta desbloquear la navecita que nos permita movernos más o menos libremente por el overworld. En este punto podemos explorar lugares opcionales y hacer quests que no aparecen en ninguna lista, para después volver a meternos en el túnel de la historia.
El gameplay del juego es sumamente básico para estándares modernos, pero sumamente innovador para la época. Como mencioné, los personajes ya no tienen jobs, sino que están escritos y construidos con sus respectivos roles considerandos para su personaje. Asimismo, es este juego el que introduce la famosa ATB, o “Action Time Battle”, en donde debemos esperar a que se llene una barrita por cada personaje para poder utilizarlo, mientras nuestros enemigos pueden seguir actuando mientras decidimos qué hacer. Es un elemento muy sencillo, pero elegante, que da una nueva vida al sistema de combate, dándole un mayor sentido de urgencia y apuro a nuestras decisiones. Además, en el Pixel Remaster hay una velocidad de combate “muy rápida” en la que debemos realmente ser muy rápidos tomando decisiones y navegando los menús, porque nuestros enemigos atacan como si no hubiera un mañana. Es una forma entretenida de ponerle un poco más de dificultad al asunto, si es que eso le interesa.
Las cutscenes son sencillas y breves, al igual que los diálogos que, no sé si por necesidades técnicas o condiciones históricas, requieren que usemos nuestra imaginación para poder transmitir lo que el juego pretende. Más de una vez pasa algo terrible, sólo para que un personaje diga “esto es terrible”, y sigamos todos con nuestras vidas. Y sin embargo, el juego retoma una y otra vez, con diálogos igualmente simples, eso terrible que pasó, como queriendo reforzar el impacto que tuvo en tal o cual personaje.
El Pixel Remaster
La versión particular del juego que estoy reseñando es una reconstrucción desde cero, basada en la original de Super Famicom. ¿Qué significa esto? Significa que todos los agregado o cambios importante de otras versiones no están presentes, y que la dificultad respeta la del original japonés (y no la versión fácil para occidentales weones que salió en este lado del mundo originalmente). No están los dungeons adicionales de la versión de GBA, ni los gráficos 3D y la actuación de voz de la versión de DS. Ni hablar de las cutscenes que debutaron en PlayStation. La idea y dirección del juego es hacer que el juego se sienta como lo recordamos, muy en la línea de lo que se hizo con el remaster de Diablo II. Las diferencias, por tanto, se encuentran, típicamente, en el campo de lo obvio: gráficos, música y mejoras de calidad de vida.
Los gráficos presentan colores más vibrantes, además de efectos y animaciones más bonitas. Obviamente, el juego tiene una relación de aspecto moderna y no el cuasi cuadrado de las teles del pasado. Entre las opciones típicas que se encuentra en este tipo de juego está la de usar un filtro de tele CRT, y de utilizar las fuentes pixeladas originales. En lo que refiere a la música, todo fue regrabado utilizando una orquesta real. Temas como “Theme of Love” o “Battle with the Four Fiends” suenan espectacular en la nueva versión. Y bueno, si prefiere los soniditos nostálgicos del SNES, tiene la opción de usar el audio original. Así que todos ganan. En calidad de vida, se agregaron opciones para aumentar la experiencia y oro que dan los enemigos, además de la posibilidad de deshabilitar los encuentros aleatorios. Estas opciones son exclusivas de las versiones más nuevas de los Pixel Remaster, no estando disponibles para celu.
En lo personal me gusta jugar sin filtros de tele vieja, con las fuentes pixeladas y la música regrabada. De las demás opciones sólo usé la de deshabilitar los encuentros aleatorios. Más que nada cuando necesitaba entrar y salir muchas veces de algún dungeon que ya hubiera terminado (porque se vuelve una lata sin esa opción).
Palabras finales
Si volvemos a poner nuestra mirada en el presente, es claro que Final Fantasy IV es un juego que perfectamente podría ser desarrollado por un conjunto pequeño de personas utilizando RPG Maker. Posiblemente, emular el modo 7 sea lo más complicado de todo el asunto. Con esto no quiero decir que el juego sea malo, sino sólo hacer un paréntesis para maravillarme de todo lo que ha avanzado la democratización en el desarrollo de jueguitos.
El juego es una ventanita modernizada a un momento en que todo era más sencillo, y que para veteranos como yo evoca esa nostalgia que los viejos que estaban antes que nosotros tenían por su propia infancia charcha. Es posible que sea medio fomeque para personas jóvenes, que están acostumbradas a RPGs infinitamente más complejos en todo sentido. Pero creo que si le dan una oportunidad, al menos les servirá como una simpática y comfy novedad.
En lo personal, adoro este juego y estoy muy contento de que hayan reeditado la versión física de la colección de todos los Pixel Remaster.
Recomendado para:
- Dinosaurios de la vieja escuela del RPG japonés. Como ya dije, se siente como lo recordamos.
- Personas interesadas en lo retro y en la evolución del género RPG.
- Videojugadores y jugadoras que se estén iniciando en los RPGs japoneses. Es un muy buen punto de partida, en mi opinión.
- Quienes quieran una experiencia razonablemente traqui y reconfortante. Al final del día, es una bonita historia de redención, con un toque bien dulzón.
No recomendado para:
- Quienes quieran juegos más elaborados y complejos. Quizás le sirva más la saga Trails o Xenoblade.
- Personitas que busquen la versión definitiva y con más contenido del juego. Creo que la versión de PSP es la que más cosas tiene, pero no estoy del todo seguro. Al final, cada versión tiene lo suyo y creo que no hay una versión completamente definitiva, lamentablemente.