Nombre: Divinity: Original Sin Enhanced Edition
Desarrollador: Larian Studios
Publicador: Larian Studios
Fecha de Salida: 27 de octubre de 2015
Plataformas: PC, PlayStation 4, Xbox One
Como debe ser de conocimiento común para quienes pelusean frecuentemente por nuestro sitio (es decir, nosotros mismos… quizás), mi género favorito es el RPG, pero más que nada el japonés. Por algún motivo más allá de mi propia comprensión, usualmente no le pego mucho a los juegos de rol producidos en países que usan el alfabeto latino (salvo que sean desarrollados bajo una óptica de inspiración asiática). Sin embargo, de vez en cuando ocurre algo que me hace salir un poco de mi zona de confort y meterme en jueguitos ligeramente alejados de dicha comodidad. En el caso de Divinity: Original Sin Enhanced Edition (de ahora en adelante, “Divinity”, porque no pienso escribir todo ese mamotreto de nuevo), la posibilidad de jugar el juego completo en cooperativo local fue lo que gatilló la decisión. Después de todo, una de las cosas que más disfruto es jugar con mi señora.
¡Oh no, mataron a Jake!
La cosa parte con nuestros personajes llegando a Cyseal, una ciudad costera en la que fue asesinado el Concejal Jake, líder de la misma. Se cree que en el siniestro estuvo involucrado el uso de magia “source”, que es considerada la magia malula y prohibida (y que genera una serie de juegos de palabras y errores de comprensión a pronunciarse “sorcery” y “sourcery” casi igual), y como nuestros personajes son “source hunters” los mandaron a investigar. En la ciudad aprendemos que la cosa es más complicada, y que necesitamos investigar a medio mundo para saber qué onda el misterio. En el camino descubriremos un sinfín de otras quests parcialmente vinculadas, y otras no tanto, y una conspiración súper loca —y razonablemente genérica— para destruir el universo universal.
La historia principal, si bien, no me parece particularmente original, es suficiente para mantener la cosa andando. No es mala, pero no es tan bacán. Lo que conserva el juego a flote son las quests basura y las interacciones entre los personajes, siempre marcadas por un humor con una pizquita de sarcasmo e ironía que le da un muy agradable je ne sais quoi que nos mantiene jugando cuando no hay nada que matar.
Splitscreen adventures!
Ya dije que el juego se puede jugar cooperativa y localmente en su completitud. A diferencia de otros juegos, donde uno de los jugadores es una especie de remora del otro, acá ambas personas tienen la misma agencia y posibilidades dentro del juego, a saber, son completamente simétricos, permitiendo que tomen decisiones que no comparten, y disfruten o sufran las consecuencias. Así, uno puede estar comprando ítems en el mercado de Cyseal, mientras el otro puede estar en una pelea, o tratando de pasar piola en la casa de alguien para robarse algún objeto de valor. Las opciones son casi infinitas. La única limitación es que ambos jugadores deben estar dentro del mismo mapa, y que para viajar entre mapas deben estar en el mismo lugar. Esto sólo aplica a mapas “grandes”, pues, si yo entro a una cueva chica cercana a la ciudad, mi señora va a poder seguir haciendo sus compras. Pero si me voy al bosque Luculla, vamos a tener que viajar juntos.
Como prácticamente todos los RPGs, el gameplay se divide en dos partes: el combate y el no combate. Respecto al segundo, este es bastante entretenido, pues se nos da mucha libertad para hacer lo que se nos cante la gana. Podemos explorar, hacer quests, gestionar a nuestros personajes (inventario, stats, equipment y todas esas vainas) o tomar malas decisiones, como matar “por error” a un personaje random que nos cayó mal, o hacer que un barril con aceite explote “casualmente” cerca de algún saco de weas que sólo gastaba oxígeno. En este punto, dependiendo de las estrategias para resolver conflictos de los jugadores, se pueden dar interacciones muy entretenidas. Por ejemplo, una de mis aproximaciones usuales es pegar primero y preguntar después. Y ni eso, lo más común es pegar y listo. En cambio, la principal estrategia de mi señora es que todos seamos amigos y que haya muchos arcoíris, flores y buena onda. Por lo mismo, hubo muchísimos momentos en que estábamos resolviendo alguna situación y mi señora me miraba fijo y me decía: “no se te ocurra matarlo”. En otra ocasión llegamos a un pueblo lleno de locos malos que algo muy malo habían hecho, no recuerdo qué, la cosa es que mi señora dijo “ok, a estos hay que matarlos a todos”. Y los matamos a todos. A muchos ni les hablamos antes de aforrarles y comenzar la pelea. Esto redundo en sidequests que quedaron incompletas, pues los muertos no hablan ni finaliza quests. Pero es lo bonito del juego, que nos da la libertad de hacer lo que queramos.
Otra cosa que me gusta es que los fiambres no desaparecen, sino que quedan tirados en la posición en la que cayeron muertos… para siempre. Algunas muy cómicas.
El combate es por turnos, y es sumamente estratégico y entretenido. Al principio del juego tenemos que crear un personaje, y en la medida que lo subimos de nivel, nos dan puntitos para mejorar sus atributos, habilidades y cosas varias. Mi señora se creó un mono que pega fuerte, y yo un maguito explosivo. En las peleas es necesario explotar todas las capacidades de nuestros personajes si queremos llegar a algún lado. Esto implica ser muy deliberado en las cosas que vamos a mejorar con nuestros limitados puntitos, y puede ser un poco complicado para gente que no tenga mucha experiencia en juegos tan complejos, pues puede terminar con personajes pencas que no den el ancho para los desafíos del juego. Mi recomendación es intentar orientarse a hacer bien una o dos cosas, e intentar complementarse bien con el otro personaje, y con los demás monos que se nos vayan uniendo al equipo.
Uno de los primeros desafíos que enfrentamos con mi señora fue que no teníamos la capacidad de curarnos en las peleas. Si bien mi mono podía cocinar algunas cosas, la comida cura poquito. No fue hasta que se nos unió un saco de plomo con la capacidad de curar, que la cosa se suavizó un poco. Y, pese a que era un imbécil, debimos tenerlo en la party hasta el final del juego, mejorando sus habilidades para curar y buffear.
El posicionamiento dentro del campo de batalla también es clave, y muchas veces determinante en quién ganará. Por ejemplo, podemos refugiarnos de arqueros detrás de muros u otros obstáculos. También podemos evitar ciertos ataques si estamos rodeados por humo. Algunos ataques de área son potencialmente letales, por lo que tenemos que saber cuándo estar cerca o lejos de nuestros aliados. Todas las magias tienen una distancia máxima a la que las podemos invocar, además de una potencial área de influencia, si es que hacen daño de área, por lo que hay que planificar bien y no cagarla. Sobre todo porque algunas más cabronas pueden reventar a nuestros amigos junto con nuestros enemigos.
Los numeritos
El sistema de progresión de personajes está inspirado en D&D, más no es una recreación directa, como sí ocurre en la saga Baldur’s Gate. Acá no tiramos un dado de 20 caras cada vez que queremos hacer cualquier weá. Y quizás a causa de lo mismo, algunos stats se sienten menos importantes. Visión y audición son cosas a las que nunca le presté atención, y no parecen haber tenido ningún impacto notorio en las consecuencias de mis acciones. Lo mismo habilidades como ser encantador. De nuevo, mi personaje era un maguito explosivo, y lo único que hacía bien era hacer explotar cosas (y envenenarlas también). Y no siento que ser buena onda haya afectado mucho el resultado del gameplay. De forma general, creo que los atributos clásicos de toda la vida —como fuerza o inteligencia— son los que más pesaron.
Fuera de eso, utilizar bien los puntos de habilidades era lo más importante. Como dije antes, es buena idea especializarse, y en las habilidades en donde esto brilla con mayor fuerza. Hay diversos grupos de habilidades, como magia, weás de caballero o de ladrón, y cosas por el estilo. Dentro de esos grupos hay diversas habilidades que podemos subir de nivel, usualmente con un tope de cinco niveles. El tema es que para cada nivel se requiere mayor cantidad de puntos, por lo que alcanzar niveles altos en una habilidad se vuelve progresivamente más difícil, y necesitaremos ahorrar puntos de niveles pasados para lograrlo. Por ejemplo, dentro de las habilidades mágicas están las magias de fuego, tierra, agua, viento, brujería y creo que un par de cosas que no recuerdo. Es imposible ser bueno en todo, por lo que hay que ir a lo específico. Al final del juego yo tenía tres tipos de magia en el nivel máximo, pero a costa de no poder usar ninguna armadura más bacán que un trapo, ni siquiera usar bien una varita mágica para pegar. Pero si hacía meteoro cagaba todo. TODO.
Palabras finales
Hay muchas cosas que se me quedaron en el tintero, como el craftear, hacer herrería, y quizás qué otra tontera más. Como dije, el juego ofrece demasiadas alternativas, y es imposible abordarlas todas. Si quiere llevarse algo de esta reseña, llévese que el juego es muy entretenido, logrando hacer muchísimo pese a tener un alcance bastante limitado. Alcance limitado que ni se nota. Recomiendo, eso sí, jugarlo con alguien más. Si bien no creo que sea fome jugar en soledad, la toma de decisiones, y las estupideces que a veces ocurren son mucho más entretenidas cuando ocurren en buena compañía.
Recomendado para:
- Personas que quieran reírse un rato largo con amiguis.
- Amantes de los juegos intrincados y complejos, que requieran que pongamos nuestro cerebro al servicio de sacar las cosas adelante. Si usted quiere algo relajado, no es la mejor opción.
- Cooperadores locales, como yo. Nada más bacán que jugar un juego completo con historia con alguien que esté en el sillón con nosotros.
No recomendado para:
- Gente que le de color con la actuación de voz. No es mala, pero algunos acentos son bien raros, como Madora, una mona que se une a nuestro equipo que habla en un acento gringo sureño más mal ejecutado que la chucha. Yo lo encuentro chistoso, pero de más que a cierta gente (sobre todo gringos) le puede patear.
- Quienes no sean muy versados en RPGs. No es un buen punto de partida, creo yo, pues es un juego bastante complejo en el que podemos destruir la posibilidad de avanzar si armamos mal nuestro personaje.