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Nombre: Tropico 4

Desarrollador: Haemimont Games

Publicador: Kalypso Media

Fecha de Salida: 30 de agosto de 2011

Plataformas: PC, Xbox 360

Fue en las primeras semanas de enero de 2021 que decidí retomar un viejo clásico de mi librería, que nunca pude terminar al 100%: Tropico 4. Creo que, al hacerlo, activé una carta trampa que puso el 2021, porque no alcanzó a terminar esa semana y sucedieron eventos muy… eh… complejos en Estados Unidos. Pienso que se dio una coincidencia cósmica que no me había pasado antes, por lo que siento que es buen tiempo para hacer un análisis de este particular juego.

Ahora, ¿por qué digo que es una coincidencia cósmica? Eso quiero explicarlo a continuación.

Para gobernar se necesita mano de hierro

En Tropico 4 encarnamos a un ser conocido como “El Presidente”, quien tiene ambiciones bastante particulares: ser el presidente de una nación bananera llamada Tropico, alzar a este país como una potencia mundial, y ser un gobernador que otras naciones (específicamente Estados Unidos y la Unión Soviética) reconozcan, respeten y admiren. Para ello, hará tratos con el resto de las naciones con segundas intenciones, y con su ambición de poder siempre dirigiéndolo hacia problemas. ¡Nada apegado a la realidad!

Por favor, de verdad, cualquier parecido con la realidad es pura ficción.

Como adivinarán, no todo es tan simple y las complicaciones que tendremos a veces serán más ridículas que las anteriores. Esto es porque todo el juego es una caricaturización de la estructura de poderes y corrupción que se dio en la Guerra Fría, aunque mucho de esto se trata de forma tan superficial como graciosa. Los Estados Unidos son capitalistas al extremo y sólo les interesa que les exportes productos que los gringos quieren por modas (usualmente café), mientras que la Unión Soviética sólo tiene interés en esparcir el comunismo por el mundo y ven a Tropico como el lugar ideal para que esto ocurra. Y no sólo estas superpotencias están caricaturizadas, Europa está representada por un anciano al que sólo le interesa beber té con la reina de Inglaterra. China siente que es la nación del “poderoso dragón milenario”. El Medio Oriente tiene problemas para enviarte camellos, por lo que te envía literalmente el vuelto del supermercado (30.000 dólares, lo que es excesivo), y así con todos.

Pero el juego no se detiene ahí. Oh no. El representante de los rebeldes es una caricatura del Che Guevara, que está obsesionado con la revolución. La representante de los ambientalistas es una hippie cuyo nombre no puede ser más estereotípico (Sunny Flowers). El representante de la facción religiosa es un borracho que constantemente sale en las noticias por pelearse con la gente cuando está curao. Tu segundo al mando, un general llamado Penúltimo, es un incompetente lamebotas que intenta, casi sin éxito, hacer que la gente te quiera más, etc., y muchos más etc.

Les dije que de verdad era el vuelto del supermercado.

Probablemente da la impresión de que el juego es una ridiculez que no se toma en serio, pero eso es lo más alejado de la realidad. Por muy caricaturesco que sea, el juego trata mucho sobre el poder y la presión que ejercían las superpotencias, e incluso organizaciones como las Naciones Unidas, sobre países más pobres.

Tropico está completamente inspirada en Cuba y en cómo Estados Unidos y la Unión Soviética ejercían presión sobre aquel país, al mismo tiempo que muestra cómo poderes inescrupulosos se aprovecharon de las naciones más pobres de Latinoamérica para hacerse con los recursos naturales que algunos países tenían y de cómo las trataban como peones, fácilmente desechables cuando ya no tenían nada que ofrecer. Hay toda una crítica histórica sobre el periodo de la Guerra Fría y de cómo muchos “países bananeros” sufrieron a manos de la ambición de poder de muchos superpoderes del siglo XX, pero el juego tampoco trata de echártelo en la cara. Para poder entender esta crítica, se necesitan conocimientos históricos sobre este periodo porque fácilmente puedes perderte que el senador de Estados Unidos está inspirado en Richard Nixon, quien también fue presidente de ese país, y de cómo es tan descriteriado en el juego como lo fue en la vida real. El juego requiere que la persona que juega tenga estos conocimientos para entender todas las capas de humor. Afortunadamente, tampoco es necesario que lo sepas todo, pues hay muchas capas que puedes entender fácilmente y sin conocimientos previos, aunque el juego sigue siendo mejor cuando sabes lo que se critica y cómo.

A la izquierda Che Guevara Marco Moreno, y a la derecha Richard Nixon Nick Richards.

Un SimCity bananero y liviano

Tropico 4 es un juego de estrategia y simulación, donde tendremos que mantener un país de la forma en que nos parezca más conveniente, ya sea siendo un Dictador que cree en la libertad de la gente, un Dictador que maneja todo con el puño de sus fuerzas armadas, un Dictador enfocado en venderle a los turistas que Tropico es el mejor país de Tropico, hermano, y un dictatorial etc. Independiente de la forma, hay cosas que requiere nuestro pueblo sí o sí: alimentos, viviendas, trasporte, diversión, libertad, religión y varios elementos más que están controlados por líderes de distintas facciones dentro de Tropico, quienes nos harán solicitudes mediante misiones opcionales y que tendrán recompensas como mayor respeto de la población de esa facción. Por ejemplo, construir una catedral cuando el líder religioso te lo pida hará que las personas religiosas en Tropico estén más inclinadas a votar por ti en las próximas elecciones.

Pero no sólo se trata de darle cosas a la gente para que se quede feliz (¡malditos comunistas que piden y piden!), ya que las cosas cuestan dinero y, por mucha ayuda humanitaria del exterior que te envíen, no puedes entregar una buena calidad de vida a la gente con lo poco que te dan. El dinero es el principal recurso que tendremos que manejar, y la forma de obtenerlo será inicialmente mediante exportaciones de metales, sal, madera, alimentos u otros recursos naturales. Con el tiempo podremos mejorar esas exportaciones, transformando los metales en productos fabricados en nuestras propias industrias, envasando los alimentos, produciendo muebles y un largo etc. Ahora, al ser un juego de simulación, estas industrias no se llenarán y producirán solas, sino que necesitarán gente que se dedique exclusivamente a ello y no que esté en el campo arando o cuidando de las vacas. Para ello necesitarán tener un nivel de educación aceptable. Es ahí cuando la educación entra en juego, pudiendo crear escuelas que tomen a la gente sin educación y llevarla hasta a un nivel educacional universitario para poder producir en las diferentes opciones que tendremos.

Aunque se vea como una republic bananeishon ad-hoc, es necesario más que esto para tener éxito.

Es de esta forma en que juego va desenvolviendo su complejidad. Mientras más dinero requieras para avanzar en el juego, más edificios y mayor nivel educacional entre tus habitantes necesitarás. Al mismo tiempo, entre mayor nivel educacional, mayores demandas tendrá la gente. Ya no se conformarán en vivir en un apartamento de 30 metros cuadrados sin electricidad, ahora exigirán departamentos que permitan una buena calidad de vida, que estén cerca de servicios básicos y que tengan buen acceso a entretenimiento. Para cubrir esas necesidades tendrás que ver qué recursos naturales tienes en tu isla, los cuales cambiarán en cada misión, y planificar acorde a lo que tienes. Además, no sólo tienes que preocuparte de los recursos a tu disposición, ya que las misiones exigirán que planifiques de forma distinta, alejada de la zona de confort que vas creando con el tiempo. Por ejemplo, tendrás que exportar sólo ciertos productos debido a embargos que otros países te hacen, mantener a la gente infeliz por años para sacar a luz a un espía internacional, poner antenas 5G para esparcir COVID y un montón de ridiculeces parecidas.

Creo que el mejor “appeal” del juego es que siempre busca maneras de hacer que no te quedes haciendo lo mismo una y otra vez. Es refrescante descubrir que puedes usar todos los elementos del juego a medida que vas haciendo misiones. Usualmente, es más fácil ser el dictador buena onda que le da todo a la gente y los mantiene felices, pero hay un desafío extra que es muy divertido, donde les quitas derechos, los obligas a ser educados para entrar a la milicia y generar tu propia policía secreta que espía donde se esconden los rebeldes de la isla. Asimismo, hay muchas formas de hacer sustentable tu isla, formas que el juego no te enseña y que, cuando descubres, caes en cuenta de las muchas capas de complejidad que hacen del juego algo realmente entretenido. Así, por ejemplo, crear una estación de televisión alrededor de un grupo de casas, y generar ingresos mediante programas de televisión dirigidas a un público en particular es una de las formas de hacer sostenible el dar vivienda gratuita a todos sin que te duela el bolsillo. O, por ejemplo, construir estaciones de bomberos que se dediquen a revisar las casas del área y aumentar sus comodidades para hacer que los edificios más baratos sean atractivos para las personas más acomodadas. De verdad que si te introduces en el juego y comienzas a jugar con todo lo distinto que ofrece, sientes que estás en el territorio de los +120 IQ, haciendo divertido experimentar con distintas formas de jugar.

Ahh… el hermoso olor del café, cumbia, progreso y revolución, mi hermano.

Problemas bien bananeros en este simulador bananero

Ahora, por supuesto, no todo es color de rosa. El juego tiene serios problemas con su Inteligencia Artificial, haciendo que algunos trabajadores no hagan lo que se supone que tienen que hacer. Uno de los problemas recurrentes es que los trabajadores de los puertos no exporten ni importen productos, lo que hace que se acumulen por meses y meses, llegando incluso a que termines con deudas por no tener ingresos para que, de un mes a otro, te lleguen 400 mil dólares de golpe porque a la gente del puerto se le antojó trabajar. O también ocurre que algunos trabajadores que se dedican a transportar recursos de un lado a otro no lo hagan, y muchas industrias queden con sus productos esperando o sin materiales para trabajar. Estos problemas se hacen más evidentes cuando la población de la isla comienza a ser muy grande, lo que termina siendo una especie de castigo por jugar demasiado tiempo en un mismo mapa. Y no mencionemos el problema del tránsito en el juego, donde la gente se niega a tomar otras rutas que construyas y se arman tacos de proporciones.

También siento que tiene un problema en cómo algunos edificios de entretenimiento se vuelven inútiles cuando, en misiones previas, eran lo mejor para muchos habitantes. Puedes incluso hacer un copy/paste exacto de la ubicación de los edificios, tener la misma cantidad de personas con y sin educación y, aun así, tendrás edificios vacíos que antes se llenaban, zoológicos que de pronto todo el mundo visita y que antes nadie pescaba, etc., etc. Aun cuando he jugado más de 100 horas todavía no descubro cuál es el factor que influye en que muchos edificios no sean tomados en cuenta mientras que otros están abarrotados de gente. Desgraciadamente, no es algo que se intuya jugando.

Como podrán notar, tengo todos esos edificios pendientes de construcción, además de industrias fuera de pantalla, pero estas flojas no pueden levantar la raja para trabajar.

Por otro lado, y aunque esto suene como una queja superficial, algunos DLCs hacen el juego muy fácil. Por ejemplo, en algunas misiones no tendrás permitido plantar alimentos y tendrás que jugártela por la importación y por otros recursos, pero hay DLCs que incluyen edificios que se pasan por donde quieren estas limitaciones. También hay otros que son generadores de plata fácil, como la planta de cemento, y que no tienen requerimientos. Afortunadamente, estos casos son los menos ya que la mayoría de las construcciones DLC que hay están únicamente habilitadas para la campaña “Modern Times”. Algunas de estas edificaciones son: plantaciones gigantescas y delimitadas a una zona en específica, tratamientos de agua, fábricas de autos, un Zigurat, estaciones de metro, electricidad a través de plantas solares, entre otras. Cualquiera de estos elementos rompería por completo el desafío de la campaña normal, así que es bueno que estén encapsulados en una campaña aparte, aunque siguen siendo muy desbalanceados y hacen algunas misiones muy fáciles. Aun así, la mayor dificultad está en hacer que tus trabajadores del puerto trabajen y eso no se puede arreglar ni con el más caro de los DLCs.

Pura vida, mi pana

Otras cosas que me gustaron son las elecciones en Tropico. No mentiré diciendo que tienen una enorme complejidad, pero me encanta que sean una mecánica que mantiene presión sobre la persona que juega ya que obliga a estar constantemente atento a las necesidades de la gente. También pueden omitirse bajo una ley marcial que las elimina y te deja en el sillón sin que nadie pueda sacarte bajo elecciones, pero tiene el costo de afectar negativamente la libertad de las personas y el turismo en la isla. Y también puede hacer que la gente se transforme en rebeldes.

Votaciones estilo Cadem™.

Lo mencioné previamente, pero, para ahondar un poco más en ello, los rebeldes son personas que previamente vivían como ciudadanos en la isla y decidieron unirse a la revolución armada para sacarte del poder. Esto puede suceder por la calidad de vida de la isla cuando es muy baja o cuando, por misiones, rebeldes deciden dejarse caer en la isla. Usualmente atacan edificios de producción, como las industrias, o incluso el palacio de gobierno. Si esto último sucede y derrotan a las fuerzas del ejército, lo mejor que podrá hacer es volver a cargar alguna partida anterior porque perder el palacio de gobierno es una derrota inmediata en el mapa.

Como un último detalle del gameplay, cabe mencionar que se pueden escoger avatares de “El Presidente” (el juego incluye el “El” porque fuck pronouns for women) que tienen ciertos atributos que pueden jugarnos en contra o a favor en ciertos casos. Por ejemplo, la adicción a las apuestas nos llevará a pérdidas anuales de nuestro dinero, algunos militares darán un bono en contra de la libertad, pero a favor de los nacionalistas, y muchos otros. Todos los personajes a escoger son considerados como Dictadores en la vida real y tienen atributos basados en la forma en que llegaron al poder, como golpes militares, autogolpes, orquestaciones de la CIA, etc. Ahora, no está en nuestra editorial el ponernos políticos en los análisis que hacemos (pffffff), pero hay elecciones de personas reales muy, muy, muy, muy y muy curiosas, así que el juego, para no herir sensibilidades, permite crear un avatar personalizado que podrás darle las características que desees de un enorme listado de atributos y formas en que llegaron al gobierno, así que hay mucho poder para escoger lo que queramos como avatar.

Eh… sounds good to me!

Y como olvidar, siempre tendrás formas de agregar dinero a tu cuenta bancaria en Suiza, libre de impuestos y disponible para tu retiro cuando lo deseas. En la realidad, sólo sirve para puntaje al final de cada misión, pero es un buen detalle, tanto como crítica social como para obtener buenas puntuaciones al final de cada misión.

Se ve bien maestro mae

Ahora, algo que llama la atención es el estilo artístico, como han podido ver en las imágenes del artículo. Todos los personajes (excepto El Presidente porque sólo aparece en la carátula del juego) tienen un estilo exagerado que recuerda a las historietas que hacían humor político cada vez que uno de estos personajes hacía o decía una imbecilidad (cosa que no ha cambiado demasiado). Lo maravilloso es que en algunos casos puedes saber perfectamente a quienes parodian, como por ejemplo Marco Moreno (Che Guevara) y Nick Richards (Richard Nixon), mientras que otros personajes son caricaturas de sus estereotipos más marcados. Aun cuando tiene un propósito este estilo, la verdad es que es difícil de tragar si es una persona que gusta y respeta de las proporciones, ya que algunos tienen cabeza de huevo invertido u otros tienen excesivos detalles que los hacen más detallados de lo que uno espera (de nuevo, es intencional).

Eso… no puede ser legal.

Gráficamente, el juego presenta una solidez esperable para un juego que muestra cientos de personas haciendo sus cosas al mismo tiempo. Además, se puede observar detalles muy gratos al revisar más de cerca la ciudad. Por dar unos ejemplos, las embarazadas caminan tomándose la espalda y curvando sus guatas hacia adelante; los ancianos cojean y van más lento que otras personas; los edificios tienen elementos algo genéricos pero que respetan la idiosincrasia de nuestra isla, como por ejemplo las escuelas dicen “Escuela Primaria”; las clínicas dicen “Clínica”, y cosas así. Puede sonar como una idiotez, pero para más de alguna persona puede romper extremadamente rápido su inmersión el estar en una república bananera inspirada en Centro América y que un edificio diga “Primary School”.

Un detalle relacionado con la interfaz del juego: es muy cómodo que el juego no requiera el teclado para manejarse, ya que, a excepción del menú general donde se ven el apartado gráfico, las partidas grabadas y otras cosas, absolutamente todos los menús del juego se pueden acceder con el ratón. Con el click derecho tendremos acceso a todas las construcciones disponibles en diferentes apartados, mientras que en una sección cerca del mapa podremos acceder a las leyes que podemos implementar o derogar. Para hacer zoom o cambiar el punto de vista, todo es accesible con el botón medio del mouse, lo que hace el juego ideal para hacer lo que queramos con nuestra mano libre. No es un caso como el de Bayonetta, pero es agradable tomar su pancito o el té y comer algo mientras se juega.

Eso sí, todos esos detalles (menos el del mouse) tienen un costo en la versión de PC, que es que mantener el juego en gráficos al máximo tiene su peso. Rápidamente los FPS bajarán al sobrepasar de las 400 personas o nuestra tarjeta sufrirá de temperaturas que servirían para hacerse un asadito. Bajar del máximo al mínimo le permitirá a nuestra tarjeta respirar un poco, pero mi mejor recomendación es que jueguen en cualquier estación del año que no sea verano.

No será GTA V, pero tiene su encanto.

Es hora de las rolas, mi pana

Llegando al final de los apartados del juego, está la música. La música quizás es uno de los aspectos más importantes de la inmersión y del disfrute de cualquier juego. En Tropico 4 tiene una vital importancia porque… ¿qué sentido tiene ir al caribe si no estás escuchando música caribeña? Los desarrolladores entendieron esto a la perfección y, en vez de contratar a un músico que hiciera una pálida imitación de los sonidos y ritmos de Centro América, decidieron licenciar la música de Alex Torres & His Latin Orchestra, o también Alex Torres con participación de Los Reyes Latinos, para ambientar el juego. Y el resultado es fantástico, como se puede ver acá, acá y acá.

Es simplemente fantástico cómo realmente se siente que tienes la radio puesta en Tropico, ya que diferentes personajes del juego hablando e interactuando sobre situaciones completamente idiotas para pasar a ritmos sabrosones que dan ganas de bailar. Y la selección de temas jamás se siente lo suficientemente repetitivo como para aburrir. Quizás sea por la sangre latinoamericana que corre por este cuerpo, pero me encanta ver que hasta un detalle como la música es cuidado de esta forma.

¿Y qué puntuación le das mi chico?

Tropico 4 es una joya en muchos sentidos: es una digna crítica social de la Guerra Fría, es un magnífico ejemplo de cómo parodiar políticamente en un videojuego, es un ejemplo de cómo tomar una temática y armar tu gameplay debajo de ella e, independiente de esos puntos, es un juego muy entretenido de jugar. Puedes pasarte horas planificando, resolviendo problemas, mirando desde otro punto de vista cómo abordar problemas… es un excelente juego de Simulación y Estrategia.

Ahora, sé que ocurre cuando a alguien se le presentan juegos numerados. “¿Tendré que jugar las entregas anteriores?”. La respuesta es que no es necesario. Tropico 1 es un juego aislado y no tiene mucho que ver con sus secuelas, mientras que Tropico 2 tiene más una ambientación de piratas. Ahora, Tropico 3 es un tema aparte porque… Tropico 4 en realidad es una secuela muy similar a su predecesora. Tanto que la mayor diferencia entre las dos es la banda sonora y la historia, mientras que el resto se mantiene más o menos intacto. Creo que la mayor crítica que se le puede hacer a Tropico 4 es que no tiene intenciones de separarse de la fórmula de Tropico 3, por lo que, para quienes han jugado ambas versiones, este juego se siente como una versión 3.5. Ahora, eso no quiere decir que sea malo, hay muchas cosas que el 4 arregla y lo hacen levemente mejor, pero si decide jugar su predecesora primero, encontrará que esta review sirve para ambos juegos.

Recomendado para:

  • Quienes gustan de juegos de Estrategia/Simulación: Hay mucho para desempacar acá y descubrirá que, entre más tiempo le dedique al juego, más cosas le gustarán.
  • Quienes aman los City Builders: Si es un/a viudo/a de SimCity este juego puede ayudar a aplacar un poco la falta de uno nuevo. No tiene la complejidad de SimCity 4, pero sirve como un perfecto vape para la adicción al cigarro.
  • Quienes quieren jugar algo relajado: A Tropico 4 le gusta que juegues a tu ritmo. Mientras tengas un nivel de felicidad mínimo para la gente, encontrarás que el juego no te apura para hacer las cosas y la falta de competidores significa que tú decides cuánto tiempo quieres dedicarle.
  • Quienes quieren un juego barateli: En las últimas ofertas de Steam el juego estuvo a dos lucrecias, así que está en el rango de Barros Luco más bebida.

No recomendado para:

  • Quienes tengan una patata como PC: Los requerimientos mínimos no son tan exigentes al inicio, pero el sufrimiento llega cuando comienzas a tener mucha gente.
  • Quienes no gusten de tanta política en sus videojuegos: No lo digo desmereciendo a nadie. Simplemente sé que los juegos políticos quizás no sean del agrado de todos, sobre todo si hay gente que prefiera que estos tópicos sean tratados más seriamente.
  • Quienes no puedan invertir tanto tiempo: Es un juego fácil y relajado, pero no quita que sea consumidor excesivo de tiempo. Algunas misiones fácilmente pueden durar cuatro o cinco horas en completar, y hacer esa inversión quizás no sea para todos.
  • Quienes prefieran comprar un Barros Luco más bebida: O sea, entendemos. Un Barros Luco es un Barros Luco.
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